Animales y turismo: sé responsable
Tailandia. Estás en medio de un paisaje idílico subido a lomos de un elefante. Es una de las experiencias de tu vida y vuelves con la foto del viaje pero también con una pregunta: ¿cómo un paquidermo, un animal salvaje, puede ser tan sumiso? La respuesta se resume con una palabra: Phajaan, literalmente significa romper el alma y es la técnica que se utiliza para adiestrar al animal.
El proceso es doloroso. Primero separan al cachorro de su madre, una distancia especialmente traumática porque los elefantes son seres muy sociales y, una vez aislado y encerrado, se le maltrata durante días con golpes y pinchos para doblegarlo. Así adquiere el miedo necesario para que obedezca toda su vida porque no es un mito: los elefantes nunca olvidan. Más adelante, durante su «jornada laboral» también son obligados a trabajar con coacciones que siguen incluyendo el maltrato. El resultado: elefantes pintores, que juegan al fútbol o pasean a turistas. Un dato más: para capturar a una cría es necesario matar una media de cinco elefantes.
¿Qué lleva a los turistas a contratar este tipo de servicios? En la mayor parte de los casos la falta de información, imprescindible para tomar conciencia. Y concienciarnos, a los miembros de MadTB, fue lo que hizo Giovanna Constantini, la coordinadora de la Campaña de Turismo Responsable de la Fundación FAADA. Ahora nosotros somos su altavoz.
El caso de los elefantes no es el único tipo de maltrato animal que nos encontramos. Detrás de casi todas las experiencias viajeras con animales existe una historia semejante. En el mismo país, en Tailandia, puedes acariciar, jugar o dar de comer a los grandes felinos. El lugar más famoso para «disfrutar» de estas experiencias es el Templo Budista de los Tigres pero sus habitantes no están tan bien como nos quieren hacer creer. Son separados de sus madres, maltratados y (se sospecha) drogados. En algunos países, los tigres de estos «santuarios» cuando envejecen se utilizan para la medicina tradicional o para la caza enlatada. Podéis imaginaros que las posibilidades de supervivencia de estos animales ancianos y acostumbrados al contacto con el ser humano no son muchas.
La lista de malas prácticas no acaba aquí. Los problemas del maltrato animal incluyen los paseos con dromedario, fotografías con todo tipo de animales a los que previamente se les ha amputado, drogado o cosido la boca y tradiciones locales que se justifican con la palabra cultura: osos bailarines en China, encantadores de serpientes, rodeos o – no nos libramos- corridas de toros.
El problema no solo es para los animales porque, con estos contactos, el turista tampoco está exento de riesgos. Se han dado casos de mordiscos de tigres, ataques mortales de elefantes o tuberculosis por el contacto con dromedarios.
Existen muchos inconvenientes en el turismo con animales aunque, evidentemente, siempre hay argumentos a favor difíciles de rebatir. ¿No son, al fin y al cabo, estas prácticas una fuente de ingresos para las poblaciones locales? Sí que hay unas ganancias pero muchos de los animales utilizados (y explotados) en estas exhibiciones están en peligro de extinción con lo que, si no se les protege, a largo plazo se acabará esta fuente de ingresos. ¿No es mejor trabajar en su conservación y en un turismo más ético?
Leyendo este post podemos pensar que cualquier contacto con animales es negativo pero esto no es así. Existen alternativas donde salimos ganando todos.
La primera, la observación de animales en libertad. El avistamiento se puede hacer mal o con respeto (manteniendo la distancia de seguridad, sin romper los grupos, sin alimentar a los animales…) Si vas acompañado de una empresa, busca buenos profesionales que también basen su trabajo en el respeto a la naturaleza y a los seres vivos.
El voluntariado en principio debería ser positivo. Al menos, el que va suele estar concienciado, sin embargo hay que cogerlo con pinzas. Está de moda y, en más de una ocasión, la palabra voluntariado esconde prácticas poco morales. Infórmate antes de decantarte por una de estas experiencias que a veces son un negocio más.
Para conocer la realidad de los animales y acercarnos a ellos, es posible acudir a un centro de recuperación. Ocurre lo mismo que en el caso anterior, hay lugares que se venden de esta manera y no lo son. Visita los centros que trabajan por el bienestar de los animales y verdaderamente abogan por la recuperación y la reintroducción (cuando sea posible) de sus ejemplares en la naturaleza.
Y por supuesto, ante todo, infórmate. En la web de Turismo Responsable de FAADA hay más información y lugares donde ir y poder disfrutar del contacto con los animales con un beneficio real para ambos.
Como bloguer@ de viajes si, además de ser responsable en tus viajes, quieres implicarte más puedes colaborar con FAADA denunciando experiencias poco respetuosas. Por supuesto, no promuevas actividades poco éticas con animales y promociona las alternativas que sí lo sean.
Y ¡sé un bloguer@ responsable! Suscribe el compromiso de FAADA por un turismo responsable.
Muchas gracias a Lucía de Algo que Recordar por organizar la actividad.
David
10 octubre, 2016 at 6:08 pmHemos realizado una auditoría en 38 campamentos del Sudeste asiático ( en Tailandia, Indonesia, Laos, Camboya, Myanmar y Malasia) que usan elefantes para divertir a los turistas. Pronto publicaremos una lista de los campamentos que han sido aprobados en base a nuestros 81 criterios de calidad para que cada viajero pueda interactuar de manera responsable con estos animales nobles.
Aquí tienen el artículo: http://www.buffalotours.es/blogdeviajes/consejos-viajar-tope-sin-precocupaciones/consejos-para-viajar-en-asia/la-cara-oculta-del-turismo-como-no-fomentar-el-maltrato-a-los-elefantes-durante-tu-viaje-a-asia/